Okupa, presiona, acosa, gana

Lo que ha ocurrido estos días con la ocupación, desalojo y nueva ocupación del Palacio Rozalejo es de una extrema gravedad.

La presidenta Barkos y el Alcalde Asirón han lanzado un mensaje muy claro. Ocupa la propiedad de otro, monta un buen follón, presiona, acosa al propietario, aunque éste sea el mismísimo Gobierno de Navarra y ganarás, te saldrás con la tuya.

En este caso se trata de un edificio propiedad de todos los navarros y por ello, gestionado por el gobierno y destinado a uso dotacional. Para entendernos, usos de tipo cultural, sanitario, social, educativo. Usos al servicio de todos los ciudadanos. Condestable, Aquavox, Museo de Navarra, Oficina de Rehabilitación, Biblioteca de San Francisco. Ese tipo de usos.

Un grupo de jóvenes asaltan el edificio, hacen lo que quieren con él, obras, usos, horarios de entrada, control de quien entra y quien no. Venden bebidas, comida, lo usan en San Fermín con evidente riesgo para los ocupantes, sacan un buen dinero compitiendo deslealmente con los locales de hostelería que pagan sus impuestos. En resumen, lo “okupan”.

El gobierno de Barkos actúa, aunque muy tarde, como tiene que hacerlo, pide al juez que ordene el desalojo y desaloja. Cruce de acusaciones entre Geroa Bai y el resto del cuatripartito y, misteriosamente, a las pocas horas del desalojo el edificio se vuelve a ocupar.

Tras una reunión de urgencia del cuatripartito, el gobierno de la señora Barkos solicita al juzgado que se suspenda la orden de desalojo con el peregrino argumento de ganar tiempo para garantizar la seguridad y para buscar un uso adecuado para el edificio. Para colmo, asegura la portavoz del gobierno, la señora Solana (vaya papelón) que el juez no les ha interpretado bien al archivar la causa, porque ellos sólo querían una suspensión. Encima la culpa el juez.

Todos sabemos que esto es falso. Todos sabemos que este echarse para atrás por parte de la señora Barkos es consecuencia de la presión de Bildu, ella sabrá por qué. Todos sabemos que, al menos, para mantenerse de presidenta. En todo caso, la guerra entre los grupos del cuatripartito ha primado sobre el interés de los ciudadanos.

Pero lo peor de todo es el mensaje. Si se puede ocupar lo que es de todos, un edificio de todos los navarros gestionado por el Gobierno de Navarra, con más razón se puede ocupar uno de un propietario anónimo. La señora Barkos con su actuación avala las ocupaciones, al más puro estilo Carmena o Colau. Ya es otra podemita más. Ha perdido definitivamente su credibilidad.

Y para este juego político el cuatripartito ha utilizado de manera perversa el buen hacer de la Policía Foral y de la Policía Nacional que habían llevado a cabo un desalojo ejemplar que no ha servido para nada, que era un engaño. Dedicación policial que también significa un coste inútil que pagamos todos.

Y como espectador de todo esto, un alcalde que se ha salido con la suya, porque siempre está con los “okupas” por encima de su responsabilidad que es velar, y lo sabe, porque en el edificio no se desarrollen actividades sin autorización y sin cumplir con las condiciones de seguridad y sanitarias que se le exigen a cualquiera que no sean ellos, los “okupas”.

Señor Asirón, si se quiere garantizar la seguridad, lo primero que tiene que hacer es verificar si el edificio cumple (que no cumple) las correspondientes condiciones por encima de quedar bien con sus afines, y si no cumple (que no lo hace) tendrá que desalojar el edificio, como desaloja a los locales con exceso de aforo. Esa es su responsabilidad. No puede tratar a unos, los suyos, de una manera y al resto de ciudadanos, la mayoría, casi todos, de otra.

Decía al principio que lo que ha ocurrido es de una extrema gravedad.

La Constitución Españolan su artículo 33, reconoce el derecho a la propiedad privada y que nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes.

Las leyes, establecen también la forma en que cualquier ciudadano puede acceder a la gestión de los bienes públicos, normalmente mediante un concurso o con un convenio.

La señora Barkos y el señor Asirón, con su actuación, han avalado que se pueda ocupar, porque sí, la propiedad de cualquier ciudadano. Y han abierto la puerta a que los bienes de todos, los públicos, puedan ser usados por unos pocos, por los suyos, como se les antoje.

Y digo “los suyos” porque basta leer el comunicado triunfante de los “okupas” tras la marcha atrás de Barkos para saber que son eso, sus amigos. El comunicado acaba así: “Viva Euskalherría trabajadora y luchadora”. Pues eso, sus amigos.