Ni con todas las víctimas ni con todas las violencias

El discurso instaurado por el cuatripartito foral liderado por Bildu y Geroa Bai sobre las víctimas del terrorismo, es insoportable. Dicen que están con «todas las víctimas de todas las violencias» y lo repiten como papagayos cuando son cuestionados, pero ni es creíble ni es cierto. No se comportan igual ante todas las violencias y ni siquiera tratan igual a todas las víctimas, ni mucho menos, y si no, que se lo pregunten a la Policia Nacional, a quienes le acaban de negar la posibilidad de mostrar en la Ciudadela su exposición «La victoria de la libertad. La policía Nacional contra el terrorismo», exposición para la que ya tenían el permiso concedido y firmado por el Ayuntamiento, por mucho que el alcalde Asirón diga que no censura ni prohíbe nada.

La Sra. Barkos, cuando es cuestionada sobre su condena a ETA, contesta con grandes palabras diciendo que «son equiparables la grandeza y la dignidad del dolor de cualquier víctima y de sus familias» y ahí cabe y mezcla todo: las víctimas de ETA, las del GAL, las de la guerra civil o las de violencia de género. Lo que no sé es por qué no incluye también a las víctimas de accidentes de tráfico, las de los robos con violencia, las víctimas de atracadores de bancos, las de los psicópatas, las de la violencia en el fútbol…etc. que también son condenables y causan dolor y sufrimiento a sus familias.

Si cada vez que se pide una condena clara y rotunda contra el terrorismo de ETA tienen que soltar toda esa retahíla de «todas las violencias», y si además no se les ve en los actos de homenaje a víctimas de ETA y se niegan a aprobar cualquier acuerdo que contenga una felicitación para los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado cuando la policía o la guardia civil desarticula un comando terrorista, y si además se dejan ver en homenajes a presos y participan en sus recibimientos, y si han dedicado más esfuerzos a reivindicar los derechos de los presos que los de sus muertos… ¿qué quieren que pensemos?

Pero la gente no es tonta, y las víctimas tampoco. Una ya sabe cuándo nos apoyan y cuándo no, sentimos cuándo alguien está cerca o cuando está desaparecido, y en ese sentido las víctimas de ETA no nos equivocamos porque nuestra percepción va acompañada de muchas evidencias.

No son las víctimas quienes hablamos de víctimas de primera o de segunda, jamás lo haríamos. Quienes se empeñan en contraponer unas víctimas con otras son los que tienen reticencias en condenar a ETA, nadie más. Los que hablan “de todas las victimas de todas las violencias”, los que, por ejemplo, para condenar la violencia de género jamás han exigido que se añada una coletilla del tipo “y cualquier otra violencia o vulneración de los derechos humanos” como lo hacen cuando se trata de condenar el terrorismo de ETA. Son los mismos que fueron incapaces de escribir en su acuerdo programático de gobierno la palabra ETA y por eso redactaron un enrevesado párrafo que lo único que no aporta es paz. Si es así como piensan construir la nueva Comisión por La Paz y la Convivencia, mal camino llevan.