¡Es que la nieve me tiene manía!

Del histórico colapso de Pamplona por la nevada de ayer hemos aprendido que un gobierno puede reaccionar con discursos muy diferentes: decir que todo se ha hecho estupendamente, celebrarlo (sí, sí… ¡celebrarlo!), interpretar falsa sorpresa por lo sucedido, tomárselo a risa o aprovechar para sacudir a la oposición. Todo menos reconocer errores, obviamente.

Como a estas alturas todos sabemos, la nevada llevaba días anunciándose con previsiones que han resultado de una precisión casi milimétrica, anticipándose a la hora de inicio del episodio, la temperatura e incluso los centímetros que iban a acumularse.

Sin embargo, lo que todos ya conocíamos ha pillado por sorpresa al inefable equipo de Asirón. Atascos, vías principales cortadas, villavesas articuladas (¿qué narices pintaban ayer en la calle?) atascadas en Beloso… A las 11 de la mañana, cuando la intensidad de la nevada ya había disminuido, algunas avenidas principales de la ciudad continuaban completamente congeladas.

Es evidente que algo se hizo mal o que lo que se hizo no fue suficiente o no se hizo a tiempo, que lo mismo es.

Sin embargo, no hemos escuchado a ningún responsable municipal reconocer lo obvio: “oye, perdón. La hemos pifiado. No volverá a ocurrir”. ¡Si hasta todo un rey fue capaz de entonar el mea culpa!

Sin embargo, la cantidad de valoraciones sí nos da para hacer nuestro propio ‘Top five’ del absurdo.

En quinto lugar, la concejala de Seguridad (Geroa Bai), que no ha reconocido errores y ha obviado que la nevada estaba anunciada hacía casi una semana para escudarse en que “la naturaleza a veces nos desborda”.

En cuarto puesto y fuera del podium (estoy convencido que a su orgullo eso le va a doler más que todo el resto del artículo cuando lo lea, que lo hará): el ilustrísimo alcalde Señor Don Joseba Asirón Sáez.

Él salió casi sacando pecho y aseguró que “los medios han estado trabajando al 100%”; que lo habían hecho de fábula, vaya, aunque para disimular apostilló que “todo triunfalismo está de sobra”, no fuera que alguno le estuviera escuchando por la radio mientras derrapaba por Sancho el Fuerte…

El tercer escalón del podio es para Ione Belarra (Podemos) que aprovechó la viral foto de un grupo de ciudadanos calándose mientras con evidente riesgo intentaban devolver a puras narices una villavesa a la calzada para sacudir a otro partido, que no es precisamente el que tenía la responsabilidad de mantener a los autobuses en funcionamiento: “Ellos sólo quieren dividir, nosotras tomar ejemplo de la gente que, como siempre, se baja y empuja”.

Ellos, nosotras… Curioso lenguaje cuando intentas acusar a otros de dividir a la gente aprovechándote de los que están empujando una villavesa bajo la nieve mientras tú tuiteas tranquilamente en algún despacho madrileño.

Con la plata, Armando Cuenca por un tuit en el que celebraba el corte de calles por la nieve: “Los que os desplazais en coche a trabajar habréis tenido dificultades. Ánimo. La chavalería que sube al cole a lo viejo, sin embargo ha podido subir andando tranquilamente por una calle generalmente impracticable a primera hora de la mañana”.

O sea, que a ver si nieva más días porque la gente de bien que va caminando a los sitios, lo disfruta mucho más y de paso fastidiamos (un poco más) a los fachas de las cuatro ruedas.

Olvida Cuenca que no todo el mundo vive en lo viejo, trabaja en lo viejo, toma cañas en su bar (su bar porque es en parte suyo) de lo viejo…

Hay personas que tienen hijos que llevar al colegio, no siempre tan cerca como para ir andando, o demasiado pequeños para caminar esa distancia; hay otros que no tienen la suerte de trabajar a dos pasos de casa e incluso hay gente con el pecado capital de no vivir en el centro mismo de la ciudad o habitantes de la comarca que trabajan, compran o disfrutan en el centro. Incautos a amabilizar, sin duda, aunque con el transporte público atascado o cruzado en las pendientes que dan acceso a la meseta que es el núcleo de Pamplona, las villavesas tampoco eran una opción.

Precisamente el responsable de esa situación, el presidente de la Mancomunidad, Aritz Ayesa (Bildu), se alza con el premio a la respuesta más inoportuna al temporal.

Al ínclito Ayesa, no se le ocurrió ayer otra cosa que subir a su perfil de Instagram el video de la villavesa atascada en Beloso con la siguiente leyenda: «Gracias gente. Siempre me ha gustado la nieve. Desde hoy un poco más». Lo juro. Tal cual.

Es decir, sacas las villavesas articuladas a la calle el día de peores condiciones del año, se te atascan, la gente tiene que bajarse y, a bajo cero y mojados hasta las pantorrillas, ponerse a empujar en mitad del momento más intenso de la nevada, mientras tú… ¡te ríes! O lo celebras. O lo que sea que intentara hacer.

Cualquier cosa menos reconocer un error, claro.

Para la próxima nevada les propongo algunas excusas como “quién iba a pensar que en invierno nieva”; “es que la nieve nos tiene manía”; “el temporal es uno de los tentáculos del régimen que quiere boicotear el cambio” o, mi preferida, “nada como una buena nevada para amabilizar la ciudad”.