La herramienta política de moda en Pamplona son los “Observatorios”, puestos de actualidad por el cuatripartito. Ahora quieren imponernos que todos hablemos de “Observatorios” pues parece que eso está mejor visto que foros, reuniones, asociaciones, o incluso que pareceres.

El nuevo vocabulario político, impuesto por el actual equipo pensante y maniobrante responsable de las políticas públicas de participación ciudadana del Ayuntamiento, no cesa de proliferar, confundir y enredar a los ciudadanos. Donde antes se decía “corrupción” ahora se dice “equivocación”. Donde se decía “moderador” ahora se dice “dinamizador”. Hemos pasado de “espacio social de la ciudad” a “órganos de participación ciudadana”, o “prácticas colectivas”. Al mantenimiento habitual de la vía pública y actuaciones en zonas degradadas ahora se le llama “Plan de actuación en barrios” y que además, por cierto, llega con mucho retraso.

Pamplona se ha convertido en ciudad de Observatorios, por decreto. Observatorio de la movilidad, Observatorio del peatón, Observatorio de la bicicleta, Observatorio de la democracia, Observatorio de empoderamiento y participación, Observatorio de ecología urbana, Observatorio de personas mayores, y así podríamos seguir.

El Observatorio de democracia participativa (OLDP) es el que observa a todos los demás y a su vez es observado por el OIDP, Observatorio Internacional de la Democracia Participativa. Yo explicaría brevemente qué es. O sea que a uno le observan desde el extranjero. Nunca hemos estado más observados.

Los Observatorios, supuestos procesos participativos, cuentan con personal contratado y bien pagado por el Ayuntamiento, para dinamizar las reuniones, son los llamados “dinamizadores”, antes moderadores.También cuentan con personal técnico, de última hornada, de reciente contratación, así como responsables de las distintas áreas técnicas del Ayuntamiento, directores de área e incluso en alguna ocasión cuentan con la presencia del propio concejal delegado del área y deberían contar con ciudadanos, muchos ciudadanos.

Digo deberían porque frecuentemente se da el caso que hay más concurrencia de representantes y personal del Ayuntamiento que de los propios ciudadanos. En el último Observatorio al que asistí (tercera reunión plenaria) del Observatorio de Ecología Urbana, frente a los cinco representantes del Ayuntamiento, un servidor contó sólo cuatro ciudadanos allí presentes. Contrasta esto con las 40 asociaciones, no sé cuántos colectivos, movimientos ciudadanos, empresas, instituciones y expertos que se anunciaba en las notas de prensa que suele mandar el Ayuntamiento para “dinamizar” estos eventos.

No acaba de cuajar el “Observatorismo Pamplonés” a pesar de los esfuerzos de los dinamizadores, que como buenos profesionales de la información se dejan la piel presentando, encauzando y conduciendo los temas, amenizando como pueden tan espesas reuniones y controlando los tiempos de intervención.

El contrastar demasiado los pareceres puede llevar a la ruina a los Observatorios. Pero para eso están los dinamizadores para volver las aguas a su cauce en la emisión de opiniones. Volver a la serenidad centrando o esquinando, según interese el debate de la cuestión, cambiar de tercio, tocar la campana. Por eso yo los llamaría más que dinamizadores, controladores.

Yo prefiero los Foros. Foro es una palabra más culta, menos inquisitiva que Observatorio. A nadie le gusta sentirse observado. El Observatorio observa pero no ve, o no quiere. En cambio el Foro es otra cosa. Pero bueno, usted puede inscribirse en un Observatorio, para que le observen, mediante llamada telefónica con tarifa normal si llama desde el móvil o con tarifa plana con un operador telefónico, por correo electrónico o presencialmente.

El “Observatorio” observa, pero no consuma forzosamente propuestas o ideas, por muy interesantes que sean, y esto puede darle a la palabra de moda su último sentido. Quiere decirse que en el observatorio se le garantiza a uno la libertad de proponer pero no la posibilidad de conseguir aquello que propone, no la libertad de integrarse en el proyecto.

Están muy bien vistos los Observatorios, pero sólo valen para eso, para observar, como cuando de pequeños nos permitían en el colegio ver cómo los mayores jugaban al fútbol en el patio pero nunca nos dejaban jugar al fútbol con ellos. Sólo nos dejaban “observar”. Pese a lo que afirman los dinamizadores que estudiarán todas las propuestas consensuadas y dará una a una respuesta justificada sobre su aceptación o rechazo en el plazo de un mes, al final nunca hay respuesta.

En contra de lo que parece y lo que dicen algunos, yo creo que el Observatorio supone estrechez, oscuridad, desconocimiento. De eso ya tuvimos bastante en otras épocas. Los representantes municipales están para escuchar y sobre todo, resolver dudas y aportar soluciones, no para defender o justificar su labor.

Aunque en los Observatorios se incorporen los dinamizadores, técnicos contratados o controladores, seguimos siendo cuatro gatos. Los Observatorios se han ido vaciando de ciudadanos y llenando de dinamizadores, con lo cual no se pueden cumplir los fines que persigue pues la implicación ciudadana y de las diversas tendencias de pensamiento brillan por su ausencia. Observaremos que ocurre este año.